«Lo No-Todo como inherente a ambos lados de las fórmulas de la sexuación»
Lo No-Todo, como inherente a ambos lados de las fórmulas de la sexuación.
Durante el transcurso del pasado año, 2016, en “Red Lacaniana de Psicoanálisis”, nuestra red: se produjo una lectura diferente de las fórmulas de sexuación que dio, Lacan, a leer en su Seminario XX: “Aún”.
Ciertamente, tomamos las fórmulas tal cual él las escribió y, en el supuesto de que las produjo como una herramienta para pensar, aceptamos el reto.
Propuesta de Lacan en Seminario XX “Aún” cap. “Una carta de Almor”
Lado Hombre Lado Mujer

Es menester enfatizar que: cuando decimos lado Hombre y lado Mujer, siguiendo a Lacan, trascendemos la mera ubicación de los seres hablantes, según la anatomía.
Es dable recordar que:
Del lado Hombre, de las fórmulas de sexuación, Lacan en la fórmula superior establece:
1) Existe al menos un elemento x, está fuera de la función fálica (mito del padre de la horda primitiva propuesto por Freud en “Tótem y tabú”): el padre totémico que las posee a todas y habría sido asesinado por los hijos que, luego de su incorporación canibalística, quedan comprendidos en la culpa y se les veda el acceso a las mismas.
2) La otra fórmula plantea que todo x (para todo x) está comprendido en la función fálica, no quedando la posibilidad de que exista algo por fuera de la castración (algo no- todo): propuesta ésta que nos genera ciertos reparos. Entraría en contradicción con el Sujeto barrado, que aparece en el cuadrante inferior.
Del mismo lado Hombre, pero ya en el cuadrante inferior plantea que como sujeto barrado se dirige a alguien situado del lado Mujer situándole como objeto causa de su deseo (siendo que el objeto a que pone en causa a su deseo está en el cuadrante inferior del lado Mujer) y deja al falo situado en el cuadrante inferior lado Hombre: sin relación con el Sujeto barrado, lo cual también nos merece ciertos reparos.
Así mismo también es dable recordar que:
Del lado Mujer, de las fórmulas de sexuación, Lacan en la fórmula superior establece:
1) No existe ningún x fuera de la función fálica (o sea están castradas, no todo se puede)- y
2) Al menos un x está fuera de la función fálica, la cual aceptamos porque refiere al no- todo del lado Mujer; pero que – entendemos- no debería ser una prerrogativa exclusivas de los Sujetos que se inscriban de ese lado.
Es el momento de recordar que esta fórmula (que pretendemos hacer extensiva también para los que se sitúan del lado Hombre): contradice a la Lógica clásica que Aristóteles establece en su “Órganon” y que tanto resquemor genera a los Filósofos en general y a los Epistemólogos en particular. Seremos, entonces, doblemente herejes…
En el cuadrante inferior del lado Mujer tenemos LA (barrada/tachada), donde la barra sobre LA: les sitúa como No- todas y si bien:
Por un lado las ubica como dirigiéndose al lado Hombre, en procura del Falo que está situado, del lado Hombre, en el cuadrante inferior – y:
Por otra parte habilita la posibilidad de un goce Otro, el del Místico, donde se goza y de eso nada se puede decir: Sujeto en relación al Otro (Autre= otro en Francés), donde ese Otro está barrado (no todo se puede) y que Lacan ejemplifica con el arrobamiento místico de Santa Teresa de Jesús, en la escultura de Bernini.
¿ACASO EL LADO HOMBRE ES: NO / NO -TODO, FÁLICO?
Fue esta interrogante como una especie de pregunta -guía, cual mojón, para generar otra lectura posible de las fórmulas de sexuación: bien diferente de otras ya existentes; pero, no por ello: menos interesante.
Ahora bien, esta pregunta así formulada, nos sitúa en una aporía. Ello es así porque: Si nos atenemos a la lógica para-consistente que plantea Newton da Costa y que rige a lo Inconsciente según Freud y Lacan: esa negación de la negación sería una afirmación y entonces nada nuevo estaríamos proponiendo.
¿ACASO EL LADO HOMBRE ES TODO– FÁLICO?
Esta última forma de hacer la pregunta dice de nuestra hipótesis de trabajo. Planteamos que, desde ambos lados de las fórmulas de sexuación, los mueve la falta.
La falta está del lado de lo contingente (al menos una x está fuera de lo fálico) y sitúa a los parletres, en lo indecidible: para ambos lados de las fórmulas.
Mantenemos lo necesario (existe al menos una x fuera de lo fálico) del Padre de la Horda primitiva (lado Hombre) y lo imposible (no existe ninguna x fuera de la función fálica), del lado Mujer.
Nos ocupa también cómo se juega eso en otras estructuras, por ejemplo: las Psicosis. Está claro que, esas fórmulas -por muchas reservas que nos generen- sólo se ocupan de las Neurosis.
Más allá de los reparos que nos generan las fórmulas de sexuación, un punto nodal de las mismas -y escasamente abordado- refiere al Otro goce, al goce de Dios; lo místico en sí que, no en vano, es tapa del seminario XX «Aún» en la edición francesa: la escultura de Bernini donde aparece Santa Teresa de Jesús en un estado de éxtasis, de arrobamiento místico.
«El bello Antonio«.
Se trata de una película italiana, de 1960, dirigida por Mauro Bolognini y en la que actúan en el protagónico: Marcello Mastroianni (Antonio) y Claudia Cardinale (Bárbara).
La película gira en torno a una vida marital que no es tal, sería una especie de «matrimonio blanco»: no consumado.
Para el caso, ese bello Antonio -Marcello Mastroianni- nombra a su esposa en el film: Claudia Cardinale: -también ella muy bella- como «ángel» y, claro está, los ángeles no tienen sexo.
Por otra parte Mastroianni, en este film, es el «sol» de su madre – y, por lo tanto, sólo puede alumbrarla a ella y, por ende, las demás mujeres le quedan prohibidas.
Puede decirse, a modo de señalamiento, que ese «sol» no quema a ese «ángel», de ahí que no se consume (el matrimonio) ni se consuma (el amor).
Para la psicosis (de este «sol» de su madre) hay una histeria que, como «ángel»: no tiene noticia del sexo…hasta que la avivan. Una vez que el fuego se aviva, arde…En otros brazos.
El será nombrado padre, de un hijo que concibió otro hombre (su primo con el Ama de llaves): lo que le reivindica ante un padre ya muerto de la angustia, el anonada miento de la madre y la alegría de la mujer que siempre le amó y nunca le tuvo.
En ese acople sol/ángel ¿Qué goces se ponen en juego? ¿Qué misticismo se escenifica allí?.
De Santa Teresa de Jesús sabemos que el matrimonio que no se consuma, desde la carne, es con Jesús el hijo de Dios… ¿Y el de ese «sol» de la madre, que es el bello Antonio, en su relación con ese «ángel» que es para él: Bárbara?.
Sergio Abreu.
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